4 Claves para pasar de sumisa a ‘wild’ en la cama

4 Claves para pasar de sumisa a 'wild' en la cama

No sólo conseguirás lo que deseas, sino que disfrutarás con tu galán como nunca... ¿lista?

1. Entiende tu dirección.

No se trata de volverte una mandamás y casi darle nalgadas a punta de gritos (salvo que eso sea un turn on para tu chico), sino en la energía que vas a descubrir y mantener en el mood que vas a tomar. Siéntete lista para expresarte a través de tu lenguaje corporal. No vas a usar palabras, sólo a llevar la batuta con simples movimientos que le dejarán claro que vienes con todo.

2. Besos apasionados.

Marca el ritmo. Acércate cuando estén en el sitio que sabes que será perfecto para un encuentro. Tú decides qué necesitas: besos suaves a intensos o comenzar un poco más directa.

Plan de ataque:

-Mete tus dedos entre su pelo y acerca su rostro a ti.

-Masajea su lengua con la tuya, y bésalo a un ritmo acelerado, jadea ligeramente. Recuerda sentir y no pensar, de lo contrario sería muy mecanizado.

-Desliza tu lengua hacia su mandíbula y llega a sus lóbulos. Después, baja por su cuello.

-Toma el control, para ser una sexy dominatrix, sólo tienes que colocarte en posiciones estratégicas. Mientras lo besas, tómalo de la nuca, siéntalo poco a poco y quédate de pie. Permítele que te vea. Toma sus manos y llévalas hacia tus boobs, cintura y cadera. Es un gran momento para que él te ayude a quitarte la ropa, pero no toda... aún.

3.

Sexy foreplay.

Pide y haz. De eso se trata el juego. Otra forma de dominar es hacer sugerencias sobre lo que quieras explorar o que te explore. Tu cuerpo puede estar incluso debajo de él, si sabes decir las cosas indicadas. O sea, invítalo a descubrir lo que deseas. Plan de ataque:

-Acuéstalo o pídele que se recargue en un respaldo. Siéntate sobre su cadera y presiona sus muslos con los tuyos.

-Utiliza un poco de dirty talk, y aprovecha para hacer peticiones. Puedes ordenarle lo que quieras, pero con un tono que no lo incomode ni apene. Si ya están entradísimos en un juego de roles establecido, donde tú llevas la batuta, será más fácil y divertido.

-Pídele que te quite lo que te queda de ropa, literal. Ahí no debes dudar. Le encantará hacerlo.

-Sabemos que amas darle sexo oral, pero ahora pídele que él sea quien te lo dé primero. Puedes pedirle que baje de tu boca a tu entrepierna o bien, tú montarte sobre él. Acerca tu pecho a su boca, y luego déjalo besar tu abdomen, hasta que llegue a tu pubis y comience el juego. No necesitas palabras para dejarle claro qué quieres que haga, cuando tus rodillas estén a cada lado de sus hombros. ¡La escena será inolvidable para ambos! Recuerda: sólo déjate llevar.

4. Domina la penetración.

Sí. Se llaman ?penetraciones?, pero no significa que tú no puedas controlarlas. Busca posturas que te permitan llevar el movimiento a tu propio ritmo y, ¡adiós, sumisión! Plan de ataque:

-Mueve tu pelvis y permite que te penetre sólo hasta la entrada de tu vagina. Desliza tu cadera de izquierda a derecha con fuerza, y repite, dejando que tu chico llegue un poco más adentro, pero no más allá de la mitad de su pene.

-Mueve tu cadera hacia adelante y hacia atrás de tal forma que él pueda penetrarte profundamente y de inmediato, quedar adentro hasta más o menos hasta la mitad de su miembro. Aumenta y disminuye el ritmo con fuerza, en un solo movimiento.

-Una vez iniciado este juego, con el control de tu pelvis haz que salga su pene de tu vagina, de golpe y por completo. Espera uno o dos segundos y deja que entre de nuevo, aguarda y repite. Esto les dará sensaciones extremas. Recuerda que, para no tener problemas, debes estar bien lubricada natural o artificialmente con una fórmula con base de agua.

-Haz que te penetre apenas en la entrada de la vagina, en una especie de roce continuo, y después permítele una entrada a profundidad. También puedes combinar unas tres o cinco penetraciones sólo en la entrada y otras tres o cinco hasta ?el fondo?. Todo con rapidez.

-Muévete de tal modo que su penetrar sea muy lento, y mantente inmóvil con él dentro de ti por unos segundos, mirándolo a los ojos. Después, desliza tu pelvis hasta que su pene casi salga de tu vagina. Repite.

Como ves, no necesitas ponerte un traje de látex negro y sacar el látigo para adueñarte de la situación, todo está en tu capacidad de tomar en control y hacerle ver que tienes el mando de tu placer y ¡del suyo!

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