¿Amas las mariposas en el estómago, el sudor en las manos y la adrenalina por todo tu cuerpo cuando suena el celular? ¡Claro,estás enamorada!
Estar enamorada es una maravilla. La vida se te pinta de colores, sonríes hasta dormida, nada te parece difícil, los ojos te brillan, te sientes plena... ¡Es como una droga!
Pero es únicamente una etapa, maravillosa sí, aunque pasajera, como la infancia, que tarde o temprano hay que dejar atrás para pasar a otros escenarios. ¿Para qué? ¡Pues para amar!
Adictas al crush
Elisa es una chica atractiva y muy simpática que llegó hace algún tiempo al consultorio de la psicoterapeuta Laura Elena Limón.
A sus 38 años aún no se había casado y tampoco había estado en una relación larga o significativa. Pero eso sí: jamás estaba sola.
Tenía tanto charm, que cuando se fastidiaba de un galán y lo mandaba a volar, de inmediato encontraba un relevo para hacerse de nuevo la ilusión de que "él sí" podía ser “el bueno”.
Al paso de los meses, cuando la cosa empezaba a tomar tintes de realidad, Elisa experimentaba una decepción tal, que se autoconvencía de que el asunto ya no estaba funcionando y, por tanto, no le convenía seguir perdiendo el tiempo con esa persona, sino buscar “el verdadero amor” en otro lado.
Así se la pasó muchos años, atorada en el mismo patrón de comportamiento, hasta que conoció a Eduardo.
El elegido
La presión social abrumaba a Elisa y ella misma quería encontrar a alguien con quien compartir el resto de sus días, así que decidió que Eduardo era LA opción para vivir feliz “para siempre”.
Sin embargo, se notaba a leguas que él no le convenía, pues era un tipo bastante egoísta que anteponía sus problemas y ocupaciones a la relación.
En su afán de siempre estar enamorada, le mandaba mensajitos románticos todo el día, le dedicaba canciones, le aguantaba sus malos humores, en fin, que se fue al otro extremo: decidió aferrarse al mismo hombre y ver sólo sus cualidades.
¿Y qué es amar?
La doctora Limón nos comenta que enamorarse en definitiva no es amar; no obstante, es el paso previo para lograrlo.
El camino hacia el amor suele iniciar con una atracción física seguida por una atracción personal, y ambas se potencian cuando les ocurren a las dos personas involucradas.
El enamoramiento está lleno de emociones, de intensos deseos de contacto físico e intimidad, pérdida de concentración, nerviosismo e idealización de la pareja.
El amor requiere de tiempo para conocer a la otra persona con todo y sus defectos y aceptarla tal y como es.
En su libro El arte de amar, Erich Fromm explica que empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados.
No se puede decir que se ama a alguien sin asumirlo por completo, explica Limón. El amor, de hecho, es una decisión consciente.
Claro, intervienen muchos factores, pero tú decides a quién vas a amar, pues este sentimiento nace a partir de la convivencia, de dar y recibir, de tener intereses mutuos y sueños compartidos.
