7 Estrategias que harán que tu galán dure más en la cama

7 Estrategias que harán que tu galán dure más en la cama

Después de leer estas líneas, los encuentros con tu chico serán extensos y ardientes, ¡justo como los has soñado!

Clá-si-co: fantaseas con él toooda la semana; basta que se vean para que el deseo se eleve: se arrancan la ropa, y los besos y las caricias apasionadas fluyen. Tú sólo piensas: “Valió la pena la espera”, pero... ¡Tan, tan! Tu chico termina más rápido que lo que te tomó bajarle el pantalón. Por eso, hemos diseñado un plan de acción de siete pasos con el que lograrás que tu galán dure ¡lo que tú quieras!

ESTRATEGIA 1: COOL DOWN PARA HOT UP
Durante el foreplay, ayúdalo a bajarse de su tren de adrenalina. Bésalo suavemente en todo el cuerpo; ve lo más lento que puedas. Al besar su cuello, acércate a sus oídos, respira hondo y de manera pausada. Su cerebro, automáticamente se adaptará a esa velocidad (justo lo que necesitas). Toma sus manos y guíalas para acariciar todo tu cuerpo -salvo genitales- y permite que sus dedos se deslicen delicadamente.

ESTRATEGIA 2: TÓCAME, TÓCAME MUCHO
Muéstrale lo maravilloso que es estimularse en otras zonas (no sólo en sus genitales). Intenta masajes manuales, con la lengua y de cuerpo a cuerpo. ¿Qué tal untarse un poco de aceite para que la piel de su abdomen y muslos resbale? ¡Ufff! Disfruten al máximo esa sensación, así evitarás que todo recaiga en la existencia de la erección. Tu galán se relajará y ésta vendrá por sí misma... Con toda su potencia.

ESTRATEGIA 3: LLEGA AL CLÍMAX PARA ENCENDERLO
Dirige sus dedos a estimular tu clítoris y vulva; él verá que disfrutas y hasta llegas a un espectacular orgasmo, con o sin su pene. Si prefieres el sexo oral, entonces, móntate en él recostado, y mientras lo besas, ve deslizando tu cuerpo hacia arriba hasta que su cara quede a la altura de tu cadera. Cuando te vea plena de placer, se excitará (dejará de acongojarse) y la erección nuevamente vendrá por consecuencia.

ESTRATEGIA 4: AYÚDALO A RELAJARSE
Cálmalo. Cuando él se angustia porque su mejor amigo no logra la firmeza esperada, lo único que consigue es poner su cuerpo en estado de alerta, lo que, a su vez, provoca que la sangre corra hacia las piernas porque su organismo cree que debe huir. La manera más eficaz de calmar a tu chico es con lenguaje corporal, nunca con palabras: “No te preocupes” lo traduce como un “pobrecito de ti, eres un loser en la cama”. Mejor, bésalo y acaríciense. Ambos deben evitar enfocarse en el pene.

ESTRATEGIA 5: SI YA LLEGÓ, KEEP IT UP!
Una vez que la erección está al dente, haz que sea tan firme como requieras y que ¡ahí se quede! Dale algunas caricias con la lengua, así como un masaje circular con el dedo pulgar húmedo o lubricado, en el glande. Antes de que te penetre, y como parte del juego previo, masajea sus muslos: desliza ambas manos con algo de presión desde sus rodillas y sube por la entrepierna hasta unir tus dedos en su pubis. Tus pulgares quedarán casi juntos en sus testículos como si formaras un triángulo con ambas palmas. No dejes de hacerlo, porque así conseguirá que circule energía y sangre a la zona pélvica, al tiempo que fortaleces la elevación.

ESTRATEGIA 6: MÁS FIRME Y MÁS CONTROL
A estas alturas del partido, es tiempo de fomentar la erección y ayudarlo a aguantar. ¿Cómo? Una vez que te penetre, y de preferencia estando tú arriba, lleva el ritmo de la penetración y déjalo entrar poquito a poco. Cuando llegue hasta el tope, regresa y repite tan lento como puedas. Si él comienza a penetrar rápido, toma su cadera con una mano y marca un ritmo menos vertiginoso; puedes ayudarlo con el movimiento pausado de tu cadera. Por el contrario, si tarda demasiado y estás a punto de perder todo sentido de excitación, eleva su ritmo eyaculatorio con movimiento y palabras. Dile cuánto deseas que eyacule porque te prende. Ya sabes, súbelo a un viaje de imágenes eróticas.

ESTRATEGIA 7: SIGUE Y FRENA
Toma una postura en la que tengas total control y puedas retirarte. Comienza la penetración con la estrategia anterior, y cuando sientas o él te diga (debe saberlo antes) que está por eyacular, retira tu cadera. Pídele que respire hondo mientras aprieta los músculos elevadores de la pelvis, como si aguantara las ganas de ir al baño. Debe soltar y repetir, al tiempo que se enfocan en otros estímulos. Entonces, comiencen de nuevo. Verás que desde la primera vez, él detecta con mayor facilidad sus tiempos y con entrenamiento cada vez durará más.

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