Mi galán es guapísimo... ¿cómo manejarlo?

Mi galán es guapísimo... ¿cómo manejarlo?

Su galán es irresistiblementeguapo. ¿Cómo es amar a un adonispor el que todas derriten?

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En las fiestas casi siempre es el centro de atención, sobre todo entre las mujeres. Los extraños lo describen como el “alto y guapo”. Es más, Tomás convirtió su buen ver en una profesión y desde hace años trabaja como modelo. Cuando Bárbara se enamoró de él, todas sus amigas le advirtieron: "Ése no es un hombre para toda la vida”. No pensaban que alguien así fuera estable. Aún así, Bárbara se decidió por él. Son pareja desde hace años y tienen dos hijas pequeñas. Aquí, ella nos cuenta su experiencia:

“Justo nos volvió a ocurrir el fin de semana pasado: estábamos en una boda, divirtiéndonos y bailando, platicando y demás, y nos perdimos de vista por un rato. Eché un vistazo por el salón de fiestas para buscarlo. Como siempre miré hacia arriba, porque con su altura mi novio sobrepasa a la mayoría. Finalmente lo vi del otro lado del lugar, como tantas veces, rodeado de mujeres. Esta vez eran cuatro, todas se reían y evidentemente se la pasaban de lo mejor. ‘Qué maravilla. Mi novio guapo’, pensé".

“Eso no funcionará"

“Eso no va a funcionar”, me advertían mis amigas poco después de que nos enamoramos. Tengo amistades sensatas. Él les caía bien, como suele suceder con la mayoría de las personas hermosas, que además se dan a querer, sobre todo, si también son inteligentes y comunicativas.

FAMOSOS GUAPOS QUE ELIGIERON FEAS (FOTOGALERÍA)

¿Pero un modelo que por su trabajo viaja por el mundo, un hombre mucho más guapo que los demás, y que incluso es cuatro años y medio menor que yo? Se dice que aquéllos de buen ver son populares y que, por eso mismo, tienen más oportunidades para ser infieles. Asimismo, se cree que un chico de 25 años todavía no tiene la madurez para una relación seria. Todas me preguntaban: "¿Por una aventura vas a dejar tu relación segura y de tanto tiempo?”.

Las apuestas en contra de mi amado, cuando comenzamos, estaban a 100 contra cero. A mí me daba igual, estaba perdidamente enamorada. Su belleza no me daba miedo. Quizás porque soy más intuitiva que racional, me ilusioné de él inmediatamente.

Después de terminar mi carrera, empecé a trabajar como fisicoterapeuta en una compañía de modelos. La verdad los tipos de ese ambiente, atletas y surfistas profesionales corpulentos, no me interesaban. Eran amables y atractivos, pero vacíos. Luego llegó Tomás, era diferente a los demás, lo podía sentir. Tras realizar un viaje de trabajo juntos, los dos terminamos con nuestras relaciones de entonces. Él tenía una novia azafata, y a primera vista ellos hacían mejor pareja, pues su pasatiempo en común era viajar por el mundo. Y yo, ingeniera del deporte, parecía empatar mejor con mi novio que era doctor. Pero pasó el tiempo, y luego de unos meses, mi nueva pareja y yo ya buscábamos departamento. Él viajaba cada año de Sudáfrica a Miami, pasando por Barcelona, según le tocaban las sesiones fotográficas, mientras yo seguía trabajando y aprendiendo sobre técnicas de rehabilitación.

“No me dejo llevar por los celos”

Constantemente me lo preguntan, pero no: nunca me dejé atrapar por los celos. Es común que él viaje durante semanas, o hasta meses, compartiendo
un departamento con diez mujeres, así que a diario convivía con chicas altas y delgadas, de todo tipo de color de piel y de pelo, mas yo estaba segura de que él le sería fiel a su mujer normal de 165 cm. Nunca me comparé con sus colegas, la verdad es que, en su vida diaria, también se veían como personas comunes. Siempre las conocí a todas cuando iba a visitarlo a sus destinos lejanos y ellas nunca me hicieron sentir que no fuera bienvenida. ¿Será que soy ingenua?

Más bien, creo que tengo confianza. Y aunque mi pareja está rodeada de bellezas, tampoco se vuelve loco cuando ve a una chica guapa, porque no es nada del otro mundo vivir eso en su profesión. Pero una vez sí me molesté, cuando regresó de Barcelona y a las tres de la mañana no dejaba de llamar una modelo a su celular. “Una vez más y yo contesto”, le advertí. Me respondió que era una amiga que tenía un problema y necesitaba a alguien con quien hablar. Sin embargo, me imaginaba el escenario perfectamente: “Más bien está loca por ti”, le reclamé.

Desde 2004 estamos casados. Tengo que reconocer que en ocasiones me parece raro vivir con un hombre que posee el doble de productos de belleza en el baño que yo, o que siempre tiene un manicure perfecto; claro, su apariencia es importante en su profesión. Cuando sube de peso, hace más ejercicio y no come papas fritas por la noche, así que yo acabo con la bolsa. "¿Y por qué yo debería cambiar? Lo que ves es lo que soy": así es como pienso. “Píntate esas canas mujer, o tu galán se va a ir”, me advirtió una amiga hace poco. Pero sé que para él lo importante es nuestra familia.

Mantener un equilibrio entre el trabajo y el hogar para poder vernos es nuestro reto. Él ya no viaja tanto, porque parte de ser familia, es estar
con ella. Y también eso va para mí. Mantener fresca la relación, significa construirla desde que nos casamos. La verdad, somos una pareja normal.

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