3 Factores que determinan la imagen que tienes de ti misma

3 Factores que determinan la imagen que tienes de ti misma

Hay una delgada línea entre querer lucir hermosa y obsesionarte con la perfección. ¿Has pasado ese límite?

En la actualidad todos tenemos una imagen pública, ya sea en Facebook, Instagram, Twitter o la más superficial de todas: Tinder, y cada día (o a veces cada hora) hay personas viendo tu perfil. Y para muchas mujeres, esto crea una obsesión compulsiva para lucir siempre perfectas... Y nos da ese sentimiento de que, por lo general, hay algo malo en nuestra apariencia.

Esta condición tiene nombre: trastorno dismórfico corporal. Éste afecta al 2% de la población y hace que las personas se obsesionen con un defecto físico que no existe, lo cual hace que tengas una imagen errónea de ti misma. Y aunque no sea un diagnóstico clínico desear tener unos labios extra carnosos, una piel tersa, una nariz perfecta, un abundante escote (la lista es infinita), puede causar en algunas mujeres una tendencia de dismorfia corporal, es decir, una obsesión con los cambios cosméticos. Y ahora más que nunca es muy fácil caer en esta trampa.

Si no te gusta, ARRÉGLALO
Ya hay tratamientos accesibles, lo que puede aparentar un progreso en la sociedad, pero también pueden causar algo catastrófico. Lo que más ha cambiado en los últimos años son las inyecciones para reducir las arrugas. Actualmente, parece lógico suavizar líneas de expresión que no han aparecido o estirar piel que aún no pierde su elasticidad, sin mencionar que muchas veinteañeras lo consideran como una buena inversión. Es tan notorio este efecto, que en los últimos tres años, el Botox se ha disparado un 30%.

“Desaparecer una arruga o inyectar tus labios es, por lo general, el inicio de más tratamientos cosméticos”, dice Jessica Wu, dermatóloga de Los Ángeles, que atiende a muchas celebs. “Una vez que se sienten cómodas con las agujas, empiezan a considerar cirugías más invasivas, como implantes de mejillas, levantamiento de labios y el aumento de los senos”.

1. El factor SOCIAL
Poner tu imagen en Internet, especialmente si has gastado tiempo y dinero perfeccionándote, presenta toda una gama de nuevos problemas. “Las redes sociales nos han hecho más conscientes de nuestros defectos naturales”, dice Vivian Diller, PhD y psicoterapeuta que se especializa en problemas de mujeres.

Es mucho más fácil compararte con los demás, un problema que los expertos en salud han identificado como síndrome de comparación y desesperación, que está aumentando la tendencia de cirugías plásticas extremas. Una reciente encuesta de la Academia Americana de Cirugía Facial Plástica y Reconstructiva descubrió que han aumentado 31% las visitas a los doctores a los que la gente les dice que quieren verse mejor en sus fotos de redes sociales.

El llamado Facebook Facelift, que suena como algo que sólo Joan Rivers haría, es una serie de pequeños procedimientos (implantes de barbilla, rinoplastia, liposucción) que la nueva generación selfie está haciendo para verse mejor en las imágenes de las redes sociales.

2. La MENTALIDAD
Uno de los aspectos más inquietantes de este problema es que puede ser contagioso. Piénsalo. Si todas tus amigas se quitan las arrugas de la frente y sus labios están súper carnosos, puede que comiences a ver estos tratamientos como algo común, y que te empieces a depilar las cejas y a pintar el cabello. Es probable que tus estándares de belleza cambien, y que consideres los labios de pato o una frente lisa como algo normal. Por consecuencia, esto hará que estés más dispuesta a hacerte una cirugía para encajar con las demás.

3. La REALIDAD
Es algo humano verte en el espejo y buscar mejorarte. Aunque ¿cómo sabes cuándo tus pensamientos (y comportamientos) cruzan la línea al territorio dismórfico... Vivian tiene una lista de tres puntos: al momento de que tu percepción de belleza es muy exigente (por ejemplo, si quieres verte como Miranda Kerr o Adriana Lima), cuando la voz en tu cabeza es constantemente crítica y en el instante que tu apariencia se vuelve tu prioridad número uno. Si te suena familiar, hay terapeutas especialistas en estos problemas de imagen.

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